(Aldo Gastón Alvarez Lizama)
Por las montañas fuiste con la Noticia
y tus pasos de Madre cautivadora;
Oh! tu mirar materno, tierno y seguro
Yo te diré con gozo: ¡Ave, María!
Tus hijos correrán llevando flores
con el cantar en labios: ¡Ave María!
Oh, Madrecita amada,
nunca te vayas
el caminar contigo es tan sereno.
Tú nos llevas, María,
a contemplar la Vida entre tus mantos,
sí, cuando nació la Vida;
y a los pies de esa cruz
Tú lo entregaste.
¡Cómo no amarte, Madre, ¡oh! dulce Virgen!
Hoy desde ese cielo azul
Tú me enamoras mientras
el alma espera la bella Aurora
tendiéndonos cálida mano y sin soltarla.
En este tu bello Mes te canto y digo:
Ese tu Hijo Jesús es hoy mi Amigo.
Que quede entre nosotros, Madre mía...
Y pasarán los dias de este destierro
para llegar por fin a ese tu Cielo.
Jamás dejaré de decirte, Virgen:
¡Ave María!
y pensaré en los pobres,
en los sencillos como lo fuiste
Tú, tierna María.
Esa esperanza fuerte
Tú me enseñaste.
Rogarás por nosotros los pecadores.