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Día de sol, sí, a la espera de un Sol definitivo,
límpida Mañana cuando todo será un volar de aves
posándose sin más sobre las plantas y las flores:
¡Paraíso! donde el perfume del Amor Hermoso
será fuerte y exquisito y tierno hasta embriagar el alma
llevándola en paseo inacabable
sin nada que lo empañe.
Esperar y esperar dando rienda suelta a la esperanza.
Lo prometido es deuda y ese Jesús Amigo
no se quedará corto
al abrir esos sus brazos amorosos
tomando nuestras manos
para enseñarnos el Reino y nos dirá:
Esto es tuyo.
¿Palabras, palabras, pura poesía?
¡Oh impactante realidad
cuando veamos esa corona de ángeles
y santos circundando el trono del Amor eterno!
El Mes de María nos hará pensar en ello
con toda la fuerza del alma
anhelante, intranquilda
al buscar la Vida sosegada
mientras vive la nostalgia de la Patria
donde una Madre, Estrella que nos guía,
nos mostrará su rostro de tan dulce Virgen
y su rosario en mano.
Ella nos enseñó a rezar con inocencia de niños
haciéndonos gozar las alegrías:
¡oh! sus hijos.
La plenitud de los amores en el cielo
viviendo con gozo la Aventura
de un peregrinar firme y seguro.
Cantamos hoy y cantaremos siempre
repitiendo con amor las preces,
dejando brotar del espíritu alabanzas
mientras un Coro sin notas discordantes
elevará por esos aires melodías.
Angeles y santos se dirán:
¡esto es la Vida!
Desde la tierra,
Madre,
recibe las muestras de un amor desbordante
y puro en tanto que a tus pies verás las azucenas,
esas flores tan blancas como el alma tuya,
Virgen.
Nosotros haremos el camino de esperanzas lleno,
sin faltarnos ni el dolor, las cruces y en los ojos nuestros,
Madre, leerás, sí todas las ansias
de un Pueblo que se anima a confesar su fe sin cobardías.
Por los enfermos y pobres
queremos decirte una vez más:
Ave María.
Día de sol, sí, a la espera de un Sol definitivo,
límpida Mañana cuando todo será un volar de aves
posándose sin más sobre las plantas y las flores:
¡Paraíso! donde el perfume del Amor Hermoso
será fuerte y exquisito y tierno hasta embriagar el alma
llevándola en paseo inacabable
sin nada que lo empañe.
Esperar y esperar dando rienda suelta a la esperanza.
Lo prometido es deuda y ese Jesús Amigo
no se quedará corto
al abrir esos sus brazos amorosos
tomando nuestras manos
para enseñarnos el Reino y nos dirá:
Esto es tuyo.
¿Palabras, palabras, pura poesía?
¡Oh impactante realidad
cuando veamos esa corona de ángeles
y santos circundando el trono del Amor eterno!
El Mes de María nos hará pensar en ello
con toda la fuerza del alma
anhelante, intranquilda
al buscar la Vida sosegada
mientras vive la nostalgia de la Patria
donde una Madre, Estrella que nos guía,
nos mostrará su rostro de tan dulce Virgen
y su rosario en mano.
Ella nos enseñó a rezar con inocencia de niños
haciéndonos gozar las alegrías:
¡oh! sus hijos.
La plenitud de los amores en el cielo
viviendo con gozo la Aventura
de un peregrinar firme y seguro.
Cantamos hoy y cantaremos siempre
repitiendo con amor las preces,
dejando brotar del espíritu alabanzas
mientras un Coro sin notas discordantes
elevará por esos aires melodías.
Angeles y santos se dirán:
¡esto es la Vida!
Desde la tierra,
Madre,
recibe las muestras de un amor desbordante
y puro en tanto que a tus pies verás las azucenas,
esas flores tan blancas como el alma tuya,
Virgen.
Nosotros haremos el camino de esperanzas lleno,
sin faltarnos ni el dolor, las cruces y en los ojos nuestros,
Madre, leerás, sí todas las ansias
de un Pueblo que se anima a confesar su fe sin cobardías.
Por los enfermos y pobres
queremos decirte una vez más:
Ave María.