Eternidad y tiempo

ETERNIDAD Y TIEMPO
(Reflexión)

(Aldo Gastón Alvarez Lizama)

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El hombre hoy inmerso en un mundo que pasa y pasa con sus cosas

sin llegar a convencerse que es así:

Todo pasa, se pudre y se termina

y el ser humano continúa aferrado y aferrado

como esclavo a la materia.

Con mirada rastrera hace su historia

y cuando cree haber alcanzado la felicidad,

ésta se le escapa.

Insiste en aplaudir los progresos en la tecnología y en la ciencia

y cuando ve un flor pasa de largo...
Perdida está su capacidad asombro

y así como autómata o robot avanza

casi por inercia sin vislumbrar un norte que lo atraiga.

Le interesa el tiempo, en él se queda

y cuando siente el "cosquilleo" del espíritu lo acalla.
"Todo pasa, la eternidad perdura"

decía sabiamente un monje.

Y este hombre encontró en la oración

mejor respuesta a tanto interrogante de la vida:

Las puertas de la Vida están abiertas

para quien suspiró por una alegría total y persistente, eterna.

El hombre se introdujo sin miedo en el misterio de la Vida,

Vida.

Esa es la Vida prometida

y anunciada por el Vencedor de muerte, de las muertes.

Y al aceptar el desafío de darle importancia a lo que trasciende el tiempo,

se siente llamado a saborear la paz del espíritu en silencio.

Un silencio obsequioso, agradecido porque el sosiego del alma

se halla en el contacto con la Verdad más plena.

Es mi Cristo y el de todos

que quiere despertar al alma de ese soñar en gozo

sin buscar ya más el placer dañino de la tierra.

Ese placer que amarga el alma dejándola tiznada

con la negrura negra del pecado.
Es el cielo tan blanco y su blancura sumándose al cantar,

la música de ángeles y santos.

Esa Tierra tan nueva y ese Cielo sin más las nubes o las penas de este suelo.

Todo un brillar en medio de ese clima de armoniosas notas en su vuelo,

el elevado gozo en para siempre.

El Siempre de la Vida.