martes, agosto 28, 2007

Desolacion

D E S O L A C I O N
(Aldo Gastón Alvarez Lizama)
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En noche muy oscura
caminaba el alma pensando en el dolor de los hermanos
abrazando la cruz y esto tan solo.
"Mírenlo a El"
gritaron desde afuera tratando de apagar esa congoja
llevada como cruz en el silencio.
El pobre clama y clama
y el enfermo en esas horas largas de la vida.
El reloj en su implacable golpe
marcaba aquellas horas largas, largas.
Y nos llegó la paz no de la tierra,
esos divinos ojos nos miraron
entendiendo el dolor de cada hermano.
Crucificado, sí, como el Amado
implorando perdón por el pecado.
¿Es que no saben, Señor, lo que ellos hacen?
¡Oh, qué cuota, Señor
y tan acerba para ayudarnos a cargar el yugo
ese yugo tan suave si es contigo!
Es que tan sólo en Ti mi espíritu sediento
recibe de tu Amor el gozo.
Si por momentos sombra oscurece el alma
queriendo terminar con esperanzas
hasta decir el hombre ¡ay! en su pena:
¿Por qué te me turbas, alma mía?"
y en ese su por qué duro y dolido.
Allí surgió una voz de muy adentro:
Recibe, tú mi paz y no te abatas
abre tu corazón a la esperanza.
Se cabará tu exilio, vida mía,
y gozarás la Vida.
Por eso te doy gracias,
Cristo mío, al enseñarme,
Señor ese camino.
Contemplaré tu Faz en "cara a cara".
Gracias te doy,
gracias, mil gracias

viernes, agosto 24, 2007

El monje y la vida


E L M O N J E Y L A V I D A
(Aldo Gastón Alvarez Lizama)
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Un hombre se fue tras soledades
buscando al Invisible
como queriendo encontrarlo entre montañas
o en las planas llanuras de la vida.
Llamó, llamó y al escuchar los ecos
como voces que venían repetidas desde lejos
y se quedó muy solo en esa espera.
¡Oh, qué aventura el dejarlo todo
para encontrar el TODO!
Sumido en oración se quedó el monje
sin entender el corte con la vida
porque buscaba VIDA.
Así con esas letras grandes casi tocando el cielo
descorriendo los velos y dejando con gozo la materia,
esa materia dura que aprisiona
queriendo deslumbrar con tantas luces.
Parecía tan libre el hombre cuando cercado estaba
y atraído, tal vez, por vanidades
y la sufrió tanto al querer terminar con ese tiempo
¿haciéndose ilusiones?.
Una madre ayudó con su sentir tan hondo
demostrando en dolor su:
¡sí, Diosito!
Pues siempre quiso el bienestar espiritual de aquellos hijos.
Y pasaron los años y ella se fue hacia su cielo
regalado por Dios a manos llenas
sin dejar a los hijos que la amaron.
Agradecido amor fue el de aquellos
que quedó como en nubes o ¿a la espera?.
Y hoy medio entre sueños vuelve en un volver jamás pensado.
Es tan cierto, es verdad lo del poeta:
"Las madres nunca se van" están presentes.
Cuando ese monje ora en el silencio
o en el dormir la siente, vuelve a pronunciar su:
Gracias. Gracias a la vida de ese tiempo fugaz en este suelo.
Gracias por esa Vida que se acerca tanto para decir:
Hay cielo donde los coros tantos
van entonando fuerte el Aleluia.
Por eso caminar yo quiero
este desierto peregrinando firme hacia el Encuentro.
Se esfumarán las penas todas de la tierra
y el corazón muy grande y dilatado, pues gritará su:
Gracias.
Paz hermosa, deseada y pura
en ese final feliz de la existencia.
Gracias

sábado, agosto 11, 2007

En la asunción de María al cielo

EN LA ASUNCION DE MARÍA AL CIELO
ESA VIRGEN QUIERE CIELO
(Aldo Gastón Alvarez Lizama)
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Por las montañas
María recorría los senderos
prodigando en su ternura
el amor que fue su sueño.
Con Isabel se quedó saboreando hermoso encuentro
y Juan Bautista saltó de puro gozo en su seno.
¿De dónde, pues viene a mi la Madre de mi Señor?
Asombro, gozo y gran paz en ese abrazo de madres.
María espera a Jesús,
Isabel al Precursor en minutos muy de cielo,
henchidos de amor sus pechos.
Esa Virgen quiere cielo de su Dios enamorada.
Es cierto, cierto, y muy cierto
que antes la espada abrirá su corazón de amor lleno,
cual dijera Simeón.
En las Bodas de Caná devuelve alegría a novios
al hacer que ese su Hijo convirtiera el agua en vino.
¡Oh, María, dulce Madre,
hoy subes, subes al cielo
donde la gloria y la paz destilan sólo armonía
y los ángeles te llevan a mirar esos Jardines
donde pétalos de rosa, azucenas y jazmines
te envolverán, Madre mía.
Los justos cómo te esperan
y afinan los instrumentos.
Es tanto y tanto el contento de esa pléyade de santos.
Mucha música en la Fiesta
preparada con esmero para Mamita,
la Virgen: MARÍA,
tu regalo fue Jesús.
Y la Virgen quiere cielo para abrirnos el camino
dejando atrás tantas penas,
las apreturas del alma que se dan en esta tierra.
Sólo te digo, María, tierna Madre
y tan querida, Virgen
y flor florecida en aromas celestiales:
Condúceme, Madre buena,
a los goces de la Vida.
Esa Virgen quiere cielo y nos habla de esperanza,
con María ya se alcanzan las delicias de la Vida y:
Dios te salve, María.
Quiero estar muy junto a ti
en la Ciudad del Encanto
sin tristezas ni quebrantos en esa Patria querida:
Cielo, cielo, todo cielo.
Bajo tu Amparo,
María,
cielo, cielo, sólo cielo.
 
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