LA VIDA ETERNA(Aldo Gaston Alvarez Lizama)
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Las angustias del alma
cuando la muerte acecha ¿por que?
Quienes creemos pensamos
en la fuerza de una promesa de vida
y para siempre ¡qué alivio!
Lo creemos sólidamente, mas nuestra sensibilidad
hace que el espíritu sufra y sufra mucho
al ver a un hermano que se va.
Entonces decimos: ¡Oh, Señor,
sí, Tú nos recuerdas que la muerte
fue vencida con tu Resurrección!
"¿Dónde oh, muerte, tu victoria, dónde tu aguijón?
"Está bien, Señor, está bien,
pero el dolor es hondo
y no por el hecho de tener que desprenderse
de las cosas que esclavizan, no.
Este mundo está tan malo...
El deseo del alma enamorada
es poder estar contemplando ya,
ya tu Rostro en esa vida que no conocerá ocaso,
nos alegrarás para siempre sin pena alguna.
Todo será un gozar de tu presencia
en ese Paraíso sin pecado
y, sí, eternamente.
Parece mera ilusión, algo tan lejano
y sin embargo al alcance de las almas que te aman
y por ello mismo San Pablo dijo:
"Para mi la Vida es Cristo y la muerte una ganancia".
Ganancia...
Realmente es así cuando todo
va perdiendo sentido en esta vida
menos la realidad del amor.
Por ello el mejor modo
de irse preparando para la Vida
no puede ser otro que a través del empeño de vivir
sirviendo en el amor.
"Pasó haciendo el bien" se decía de Ti
y nosotros en nuestra pobreza y pequeñez
queremos imitarte para en ese Día estar con contigo
que eres la Vida y no la muerte.
Cuando el alma en su inquietud se pregunta,
acosado como está, por tanta cosa dura de esta tierra,
por qué esa dilación en la llamada,
sabemos que la razón te asiste gran Pedagogo
Jesús que nos haces esperar
y vas preparando nuestro corazón para la Sorpresa:
el contemplar en un Siempre tu Rostro en tu presencia,
tu Reino.
Será la Fiesta en el banquete del amor
con esos bocados espirituales que se traducen en paz,
dulzura y amor total.
El alma será como un vaso que se irá llenando
y nunca se podrá llenar en su insaciable sed de amor.
Esa es la Vida y...:
¡Adiós, muerte!
