(Aldo Gaston Alvarez Lizama)
¡Qué ganas de vivir, pero qué anhelo!
¡Cómo quisiera estar ya en tu presencia!
Cuando las noches pesan en tinieblas...
y mi alma espera, ansía el Dia,
Amanecer risueño, bella Aurora.
Me llevarás, Señor por tus Jardines,
esos Jardines bellos de tu Casa.
Correré, sí, correré yo como un niño y miraré las flores:
azules, rojas en amores.
En mi gozo cortaré las bellas,
una Ramo con fragante aroma lo llevaré a María,
a la María y Reina, Madre amada.
El mostrará tu cielo, la seguiré en silencio y luego...:
"Cenaremos juntos"
en la Mesa del Amor eterno.
No te vayas, Señora, de mi lado.
Jesús ya no está crucificado.
Fuiste tan buena Madre, a tu Hijo seguiste paso a paso.
¿A ahora? esperando a los hijos en el cielo.
Gracias, Virgen. Madre y Virgen, Madre .