Benito

B E N I T O
SABIAMENTE INDOCTO

(Aldo Gastón Alvarez Lizama)

.

Así fue el Patrono de Europa y Patriarca de los monjes de Occidente:
Sabiamente indocto con la Sabiduría de lo alto.
Huye de una ciudad corrupta

para adentrarse en la soledad buscando paz.
Defensor de los principios

y valores inculcados por sus cristianos padres que,
a la postre, merecieron la bendición de dos hijos santos:
Benito y Escolástica.
La decisión tomada de dejarlo todo

no fue fácil para el joven,
pero "quemó las naves"

asistido por la fuerza de quien todo lo puede

en momentos de lucha y de trabajos duros.
La tentación no pudo contra el hombre

que en ciernes veía ya la conquista

contra el espíritu del mal.
Venció sin volver a ser nunca más molestado de esa forma.
Es la victoria de los justos que buscan a Dios.
Atrás quedó ese mundo de tentaciones

y de vida fácil donde más valen los éxitos humanos

que los triunfos espirituales.
El, Benito, no quiso vivir en el clima de la superficialidad

prefiriendo el contacto con el Dios de la Vida.
Fue sabio, profundamente sabio y leal sin querer escalar otra realidad

que la que daba acceso a la amistad divina.
Así más tarde pudo decir con fundamento:

"Que los monjes no antepongan nada al amor de Cristo".
Sabio en su Regla para monjes

en donde primó el conocimiento del hombre con sus altibajos,

por sobre las durezas e intransigencias.
La naturaleza humana se inclina a los más diversos caprichos.
El santo varón fue un hombre muy humano

convenciendo sobre todo con sus conducta de fidelidad al Absoluto.
Hoy las ciudades,

como lo fue la Roma de su tiempo,
viven la superficialidad en un afán de abrazar lo vano,

inconsistente y superfluo rayano en el pecado.
Hace falta un Benito que hable de la Vida

dando muerte a la muerte o vacuidad

de la existencia sin Dios.
Hoy se corre tras las cosas

mientras el espíritu reclama sus derechos

y calla o parece callar por respeto a la naturaleza loca

que no encuentra paz porque no alcanza a divisar

siquiera la Fuente de agua viva: PAZ.
Hoy más que ayer el mundo enloquecido

va llegando al final de su carrera vacío

y sin aquella fuerza que nos da la Vida.

Se sabe mucho de cosas temporales y muy lejos, lejos

va quedando la dimensión de eternidad de la vida humana

llamada a vivir un Siempre.
El sabiamente indocto

dejó una huella imborrable

y ahora desde el cielo llama a los jóvenes

a buscar la paz en Dios

.