(Aldo Gastón Alvarez Lizama)
Tierra fértil bendecida, con profusión de aromas: Primavera.
Los ojos se extasían al contemplar Su Obra:
Esa rosita abierta ¿sus pétalos? = primores;
tímidos botones, tan bellos en su asomo.
Son miles los colores, espíritu arrobado.
La pequeñez del hombre...
Grandeza de Dios y es su rocío
que cubre en las mañanas.
Pobre lo fue, en sencillez nacida
surgió como una Flor mucho más bella,
humilde y despojada fue María.
Corren los hijos en su Mes bendito
a decirle en amor: ¡Oh, Madre!
En ese ayer tan pobre, tan sufrida
en el Hoy tan Reina en Paraíso.
Los Jardines del cielo en lozanía.
"Mi espíritu se goza" lo sabes tú, María,
al pensar en la vida de los hijos.
Tuyos, muy tuyos, Madre amada,
ellos anhelan estar en esa gloria
pasados los inviernos...
Ayer te vi sufrir y tu silencio
me enseñó tanto para pensar en cielo.
Ese dolor tan duro de la tierra
en postración vivimos
recordando esa espada que hasta punzó tu alma.
En el silencio fuiste haciendo tu camino
el caminar con El hacia la Gloria.
Gracias, María, tú, tú me sabes hijo
y en el mirar al tuyo: Jesucristo
no me llevo pensando en este mundo
perdida al parecer la buena senda.
Te llevaré mis flores y flores no marchitas
y las pondré a tus pies diciendo: Madre.